Los rayos del sol impactan en la tierra en forma de luz visible, infrarroja (IR) y radiación ultravioleta (UV). La radiación UV es el área del espectro electromagnético que se considera biológicamente activo y, por lo tanto, de mayor impacto en la salud.

Diferentes investigaciones han comprobado que dos tipos de luz ultravioleta contribuyen al riesgo de daños en la piel:

• Los rayos UVA penetran profundamente en la piel causando daño celular
• Los rayos UVB son responsables de causar quemaduras en la piel, arrugas, fotoenvejecimiento, y pueden aumentar el riesgo de cáncer en la piel.

** Fuente: The Skin Cancer Foundation

La exposición a la radiación solar suele provocar un exceso de radicales libres que son capaces de alterar los procesos celulares de la piel, causando un envejecimiento prematuro. Este efecto puede ser atenuado con el uso de antioxidantes los cuales actúan neutralizando a los radicales libres.

1. Evita la exposición a la luz solar durante las horas de mayor radiación, es decir, de 12 del mediodía a 5 de la tarde.
2. Aplica productos que contengan antioxidantes como la Vitamina E que contribuyan a neutralizar los radicales libres.
3. Incluye la protección solar como parte de tu rutina de cuidado diaria, especialmente en las zonas que tendrán mayor exposición.
4. Utiliza productos con un factor de protección solar (FPS) adecuado que te protejan por el mayor tiempo posible.

*Estos consejos son informativos y no deben reemplazar la atención y recomendación de un especialista en salud de la piel.